
La mujer con el mejor fisico del mundo.
HOROSCOPO DE METAL.
Horoscopo de metal,
espejos que sangran hormigas
en centros de acogida,
detras, arboles podridos.
Como un ciego ante una piñata
montado en un carrusel desequilibrador,
ya es hora de salir de mi
incrustandome en los cristales rotos,
observad el goteo y bebed,
perded todo control
como en las camas elasticas
secas por el sol.
de evasivas, de la victoria, division,
un tigre en malva y rosa
que rueda tu balcon,
tantas sillas concentrando el aire
que arrancan del suelo un grito.
Alfonso Valverde Diez (1992)
No se que decir, no se que morir,
es otro dia
en otra casa,
con otra luz,
desde dentro se ven,
campos, camas, espejos
y un cipres engalanando tumbas,
se ven latas oxidadas por la verguenza,
opiaceos, liquenes, cables rojizos
y la cara de la madre ausente
orquestando sin cesar elucubraciones.
Oh!, oh, no!, no!
carne roja
tierna y pegajosa
sobre el marmol cuadrado.
Hay chapas que se canjean
por cartas de leche,
en la cocina de los harapientos,
obispos de morado y pendejos
con mil aguijones
que huelen a colonia ocre.
Avida mi libido
se rie atajando entre arboles
estigmatizando escrotos
de extraños a devotos,
se ven cintas, guirnaldas
y a locos de rojo al fondo.
Alfonso Valverde Diez (1992)
Un perro de goma
de mirada penetrante,
alla van cargas y rafagas,
ha sido un instante eterno
caudal de agua turbia
y misteriosos hombrecillos que lo recorren.
Arquetipo de oso polar
menguas cada dia
sin esa extraña cesta que llevas por cabeza,
desdeña, rechaza y corre
atate a un motor,
rodeate de rabiosos perros negros,
fascio devorandose,
todo esto es inquietantemente
retorcido y morboso
y todo es en blanco y negro.
Deliberando, cae lluvia acida
que sale de unos ojos arrancados
de sus cuencas, orquideas negras,
recubre de lodo la lluvia
el mar borroso, las sombras
y al mas lerdo de los hombres
desquiciandole
con risas de payasos envenenados.
Alfonso Valverde Diez (1992)
Matinal bruma
no pretendas salir
de tu rocio digital
que huerfano
de botellas verdes
se enturbia esperpentico
pisando ratas
rezumando muerdago
y tomillo
y lepra.
El antidoto
esta perdido
jamas reencontrado,
es tarde,
muy tarde ya
y se nota, escuece,
rompeme con el martillo
saca mis entrañas,
reparteme,
esparceme,
y despues,
matate.
Surco labrado
por cohetes
de aluminio y cobre,
gasta tus huesos
una noche laureada
como un rompecabezas,
sin piezas, encaja todo
y a orcajadas
en el altiplano
se ve al fondo
neon que engulle
que despierta y habla
no escucha y canta.
Alfonso Valverde Diez (1992)
Mundo borroso y obscuro
de amarillentas luces
de tonos rojos y azules
tras las sombras de una ventana humeante,
agazapado ronronea y musita pestes
abriendo la caja de todos los males,
otra noche desvariando,
mas luces de frente, las largas,
reflejandose en los espejos,
entre esas luces mas sombras
y ruedas furiosas que rompen el agua
y ensordecen las tinieblas
dentro de bosques de sexo.
No eres mas que canela en rama,
suave y blanda, almohadillada
porque huyes del sol de mediodia
mientras mienten las cartas
del horoscopo, te enjaulan,
para agonizar y acabar escribiendo
esperas a respuestas perdidas
y vuelta a empezar.
Alfonso Valverde Diez (1992)
Muerde el cuchillo frio
alcanzando el extasis,
es estraño o estrabagante,
escarabajo ciego
en tu cuello guardas un sueño
y una cerradura sin llave,
la plata de quien quisieras ser,
no cambias,
no abres nuevos surcos,
cabellos perdidos en el lavamanos.
Un desconcierto blanco y estenso
de interior canela o cobrizo,
te tiñes niña,
me guiñas al niño, adulto,
eres todo ojos,
todo y nada.
Alfonso Valverde Diez (1992)
Ese acantilado te espera,
te envidia, te invita,
cuantas?, cuantas, tantas veces
te has visto caer en el
como un cobarde o un valiente,
como una pluma arrojada a ese vacio,
ahora acercate, observa el desnivel
y contemplate en la caida
engullido por la situacion.
Navaja en mano, las puertas,
tu sobre el suelo frio
ha sido otra tentativa frustrada,
cuantas?, cuantas, tantas maneras
de llamar la atencion
cobarde valiente.
Alfonso Valverde Diez (1992)
El piano empezo
a desgranar notas
porque sonaban
tan estrañamente lejanas
como escuchadas
a traves de los tabiques
y de los huecos de ascensores,
sonaban a sueño
y el agitado surrealista
desmembraba su cuerpo
en cubos
que aguantaban una mano
que sujeta a un baston
salia de una caja de madera,
sonaban a botas, a barcos,
a hombres de traje y a rayos.
Alfonso Valverde Diez (1992)
cuando le pregunte al Carmelo
que podiamos haber hecho
para evitar la calamidad,
me cogio del hombro y dijo,
no eran puros, si no,
les habrian seguido sabuesos.
Alfonso Valverde Diez (1992)
Trascurren torridos dias de verano
empapelado en un cuarto, para septiembre,
miro los libros y oigo caer rumores
sobre ecuaciones entrando en mis oidos,
hoy ostentaba el trono pero sin poder
pues ya lo arroje antes,
unas x unas y iguales, derivadas,
que mas dan si son sordas y ciegas,
aunque muchos locos las nombren.
Me tragare la gratitud con orgullo
claqueare el suelo con los codos en el aire
dibujando rozaduras, letras de canciones,
dibujos, musica, sacame los ojos
que ya no queda cafe y esto es un desastre,
escupeme en las cavidades
y olvidate de la sangre,
¡ hay rios por mi culpa !,
¡ Limites a cero !,
¿ unidad ?
mas abstracta que la culpa
es esta puñalada trapera, por favor,
libradme de estos signos y de los numeros
mi abstraccion es una amalgama
de colores brillantes, cegadores, en espirales
que no dejan ver mas alla que entre los sueños
aproximaciones a la verdad,
esas figuras me quieren guiar
y me cogen de la mano cada tarde
y siempre son las mismas,
dia tras dia, crece su mundo irreal,
pinchadme con una aguja el vientre
para hacerme despertar
de este mal sueño que llaman realidad
que se enfunda de algoritmos y planos,
mandadme de una patada al universo
que esta no es mi tierra ni mi campo que arar,
ni esos juegos, ni las normas, ni el mar, ni el nº pi.
Fuera, fuera, fuera,
acribilladme y dejadme dormir
para soñar la realidad,
mandadme en un barco
que navege las olas de mi sangre
por un oceano onirico.
Alfnso Valverde Diez (1992)
Lo poco que he encontrado del 1992. Seguire buscando pues habia mas ¿verdad Marie Curie?.
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