Se desenreda la piel de la serpiente
como un fino plástico traslúcido,
recuerdos de un aborigen,
con esta piel ruedan películas y
se miran de frente los cuadros
mientras suave recita su poema;
victoria es la cuota que pagará
algún pobre diablo que tras manosear su mar
se abrirá en dos desorientado.
Caen de sus escamas al estanque
mordeduras de luna, dagas tras un saqueo,
estéril ya no calienta esas hechuras
que se pudren sin remedio,
no se dan cuenta que tu piel son
limaduras valientes de la noche.
Alfonso Valverde (1997-2008)
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