En la plenitud de un desencuentro
arraigado en las fases lunares
y situado ajeno, un cuervo
pletórico que se abre camino
entre el trigo niquelado,
su humillación durante años
le da consciencia de venganza,
ha nacido y bate alas
tras el viento cobrizo de otoño
en sus ojos jaques y sueños de rey,
no entiende de palabras,
ni responde a argumentos,
solo viste el menosprecio de sus garras.
Dibuja en el cielo un anillo
que cubre el negro pasto de sus plumas
esquivo no haya remedio al dolor
cuando ojea desde la cumbre su tiempo
hunde aún más los valles y
da espesura al llano,
planea ciudades inexistentes, imperturbable,
robando sus calles con la mirada
grazna el cuervo a corazón abierto
sentidos virginales, ofrenda,
melancolía y recuerdo.
Alfonso Valverde (1997-2008)
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