A ochenta grados enajenado
mis pupilas latentes
ante el diablo azul,
antes perlas para el dolor,
adoquines para el alma,
oda a Mateo y sus flores
no hay mejor regalo
que el de un vientre hambriento
el de un brazo cortado
por un baston que desafina,
cuando te inclinas
sobre el charco y los cristales
hoy luces de algaradas
sangre del obrero,
luces de bohemia
y absenta para los agujeros.
Alfonso Valverde 2009 para Sawa.
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